De acuerdo a las crónicas, el sistema «se apagó» repentinamente cuando los resultados daban una victoria insuficiente al presidente Evo Morales que le abocaba a una segunda vuelta. Cuando el sistema se rehizo, los resultados provisionales le daban una victoria holgada, que hacía inútil la segunda vuelta. Tras las protestas, los resultados volvieron a reconocer la necesidad de una segunda vuelta.
Ello nos avisa de dos cosas:
1-Que una hipotética caída del sistema implica la manipulación de los resultados.
2-Que el sistema es capaz de «seleccionar» los resultados provisionales de los departamentos o provincias que favorecen al partido en el poder, retrasando el escrutinio de los que les desfavorecen, para consumar una victoria como «hechos consumados»; es decir, sin esperar a la contabilización de las votaciones que pondrían en riesgo su victoria.